Las Baladas de Sofía ( Tercera Balada )




Ivana no aceptaba el hecho de que la relación había terminado, mientras Sofía planeaba maneras de conquistar a Sabrina, Ivana inventaba excusas para que Sofía fuese a verla, diciéndole que buscara sus cosas, que le devolviera sus cosas, todo se fue tornando muy molesto para Sofía pero trataba de entender que no era fácil para Ivana, la mas comprensiva era Sabrina, sabía que no era fácil para Sofía sobrellevar esta situación, este cambio, pero llevaban a cabo su relación, alimentándola, pero en silencio para que Ivana no sufriera más.

Se acerco el cumpleaños de Daniel, Sofía le hubiese encantado llevar a Sabrina pero sabía que Ivana iba a estar ahí así que no le pareció que sería apropiado y como era de esperarse ambas se encontraron en el cumpleaños de Daniel, algunos aun no sabían que la relación había terminado e Ivana no se molestaba en divulgarlo, a Sofía simplemente le daba igual, solo quería estar con Sabrina,  era algo diferente y no le importaba nada más, no le importo ser egoísta, no le importo nada, solo trato de disfrutar el momento, hasta que Ivana muy ebria le decía que la extrañaba, que por favor volviera, que ambas estaban solas, que iba a cambiar, que iba a ser mejor, Sofía le dijo que mejor era que se fuera a su casa, que ella la llevaría, Ivana como siempre acatando todo lo que Sofía le decía accedió, mientras iban en el taxi, Ivana beso a Sofía y le dijo que se quedara esa noche con ella, Sofía le dijo que no, que no se hiciera eso, que hablarían al otro día, la dejo en su casa, se subió al taxi y volvió a la fiesta de Daniel, una vez ahí le conto todo, su amigo le dijo algo que cambió algo en Sofía, le dijo que Ivana estaba viendo un terapeuta, que tenia un cuadro grave de depresión, que estaba muy mal, esto dejo a Sofía muy preocupada.

Sofía se mantuvo en contacto con Ivana, sin que Sabrina lo supiese pues, Sabrina había demostrado ser algo celosa, mas cuando sofia le confeso que de alguna manera siempre sentirá cariño por Ivana, esto alerto algo en Sabrina, algo de desconfianza quizás. Pasaron meses sin que Sofía supiese de Ivana, por excepción de un día en el que ambas se encontraron en la universidad, ya Sofía la estaba culminando y fue por unos papeles, ese día hablaron un poco

-   ¿Cómo has estado Ivana?
-   Estoy bien. ¿tu como estas?
-   Bien, cansada pero bien. Me alegra que estés tan bien, pronto cumples años.
-   Si, espero recuerdes felicitarme.
-   Claro! Te felicitare.
-   ¿Ya te vas?
-   Si, debo irme.
-   ¿Vas a ver a Sabrina?
-   Si. ¡Hey! ¿Cómo sabe..? ¿Quién..?
-   Lo se desde hace un tiempo ya.
-   Quiero que sepas que nunca falte a nuestra relación, siempre te respete.
-   Tranquila jamás dude de eso, además la conociste luego de que terminamos ¿no?
-   Si claro, mucho después.
-   Bien. Nos vemos luego.

Sofía no se sintió cómoda por haber mentido asi, pero pensó en lo que le dijo Daniel, y quizás aun seguía deprimida o tal vez solo no quería sentirse mal en un acto de egoísmo.

La relación entre Sabrina y sofia era excelente, Sabrina había resultado ser la primera novia de Sofía que la había hecho sentir así, se sentía bien, era muy diferente a Ivana, eran dos polos opuestos, aunque tenia en común que eran un poco indecisas, Sabrina parecía ser la indicada, la que finalmente le haría hablar con sus padres, mudarse y empezar su vida con ella, no había duda que Sofía por primera vez en su vida se había enamorado, cuando tenía tiempo de hacerlo, pintaba mejor, pasaban mucho tiempo juntas, hablaban de todo, durante horas, tenían mucho en común, estaban hechas la una para la otra, según lo que creía Sofía, salían a bailar, compartieron amistades, el sexo era increíble, la química que habían entre ambas, pero como en toda relación, discutían, habían peleas, choques de opiniones, pero no había duda que estaban loca la una por la otra, Sofía era sentimental y romántica como nunca antes y Sabrina le daba todo, se quedaba sin nada por dentro, concentro su mundo en Sofía, y así fueron transcurriendo los meses, cuando ya había pasado un año, como montaña rusa, todo bajo un poco, en una de esas discusiones donde salen a relucir las molestias disfrazadas de aceptación incondicional, un día de esas discusiones Sofía salió a caminar y dejo su teléfono en casa, mientras caminaba por la calle, se encontró a unos amigos que le invitaron a tomar algo, sin dudarlo un segundo, se fue con ellos, eran épocas navideñas, y todo el mundo se quedaba en las calles hasta tarde, todo el mundo estaba ebrio o en camino a estarlo, celebrando el pronto año nuevo, las resoluciones, y las promesas que jamás cumplirán.

Sofía pidió el teléfono de un amigo y salió a llamar Sabrina, una vez afuera, ve una cara familiar

-   ¿Ivana?
-   ¿Sofía?
-   Hola!! ¿Cómo estas?
-   Muy bien! ¿Y tu?
-   Bien, bien. ¡Que bien te ves Ivana!
-   Gracias!
-   Tu no te quedas atrás.
-   Me harás sonrojar.
-   Y… ¿Sabrina? ¿Asi es que se llama no?
-   Bien, esta bien.
-   Pero ¿Siguen juntas?
-   Si, si, aun estamos juntas. ¿Y tu? ¿Estas con alguien?
-   Si, bueno, estoy saliendo con alguien.
-   ¿En serio? Me alegra muchísimo.  Y ¿Qué haces por aquí?
-   Espero unas amigas ¿Y tu’
-   Con unos amigos que están adentro. Pero creo que ya debería irme.
-   Bueno, fue bueno verte.
-   Lo mismo digo, fue bueno verte y… ver que estas tan bien.
-   Eso me recuerda, te escribí en tu cumpleaños y no me contestaste.
-   Si, perdí ese numero, pero tengo otro, si lo quieres.
-   Si a Sabrina no le molesta.
-   No, pero no tiene por qué enterarse.

En ese momento de encuentro Ivana recibe una llamada donde le cancelan todos sus planes, así que se quedan un rato, poniéndose al día, después de todo, estuvieron tres años juntas, en esa conversación, una cosa llevo a la otra, hasta que salió la propuesta de ir a casa de Ivana, una vez ahí, empezaron a beber y a hablar como dos simples amigas, sin coqueteo, sin segundas intenciones, Ivana decidió preparar algo para comer, se sentaron a mesa y entre cuentos y risas, la noche transcurrió, Sofía decidió que era hora de irse, debía llamar a Sabrina y aclarar toda la situación, porque sentía que ya había pasado por eso pero a diferencia que esta vez si quería permanecer en esta relación. Ivana la acompaña hasta la puerta, mientras espera el taxi, en medio del abrazo y el beso en la mejilla, nació un momento de inercia donde se dieron un beso, que llevo a otro y ambas terminaron en la habitación, teniendo sexo, Ivana esta vez no decía te amo entre gemidos, solo gemía y demostraba que no había estado sola pues hizo cosas que sorprendieron a Sofía, aunque había alcohol de por medio, Sofía sabía que no podía culpar a nadie mas que asi misma de lo que estaba ocurriendo, mientras tocaba a Ivana en los lugares donde sabía que conocería el placer, pensaba en lo diferente que era a Sabrina, mientras besaba a Ivana pensaba en los labios de Sabrina, sabía que estaba haciendo algo malo, pero no podía detenerse, lo que mas temía era que lo estaba disfrutando, aunque era alguien conocido, era algo diferente, empezó a creer que la monogamia no era para ella, que nadie merecía estar con alguien infiel, que su destino era la soledad pero amaba mucho a Sabrina y no se imaginaba estar sin ella.

Amaneció y Sofía salió de la casa de Ivana, esa fue la ultima vez que se vieron, al llegar a casa y ver las miles de llamadas de Sabrina pensó que necesitaría hacer algo increíble para impresionarla y la perdonara por haberse desaparecido, aunque ella sabía que necesitaría hacer algo realmente grande porque había hecho algo de lo que no estaba orgullosa, aunque Sabrina jamás tendría que enterarse de ello, Sofía lo hizo a lo grande, compro unos anillos, arreglos, discurso, uso todas las cartas para arreglar las cosas con Sabrina y que no preguntara donde había estado metida y porque tenía marcas en el cuello que Ivana había dejado ahí, Sofía dijo una mentira, se había vuelto experta en mentir, en engañar, y el armar artimañas para que todo le saliera bien. Sabrina le dijo que debían hablar, Sofía nerviosa pensando que ya la habían descubierto, su única coartada era negarlo todo, fríamente, pero para su tranquilidad, no se trataba de eso, a Sabrina le había salido la oportunidad de hacer un postgrado en otra ciudad, y debían decidir que iban a hacer, ya llevaban de relación mas de un año, así que era un buen momento para decidir que iban a hacer o tal vez no, lo único que planearon era que Sofía hallaría un empleo en la ciudad a donde se iría Sabrina, solo que no iban a vivir juntas aun porque Sabrina viviría con una tía mientras estuviese estudiando allá, luego si Sabrina si se iba entonces hablarían de vivir juntas.

Llego el día en que Sabrina debía irse, en el aeropuerto mientras se despedían, se repetían la una a la otra que todo iba a estar bien, que iba a solucionarlo todo, que la distancia no iba a separarlas, que hallarían la manera porque se amaban e iban a casarse, ese día Sabrina le dijo a Sofía de iba a casarse con ella algun día, que se verían el próximo fin de semana, que esto les serviría para extrañarse un poco más y no dejaba de decir que todo iba a estar bien , que tenían un plan que iba a funcionar, una vez que se dieron ese beso y ese abrazo, Sabrina camino hasta la puerta de abordaje mientras Sofía la miraba irse, controlando las ganas de llorar, la impotencia de no tener idea de que iban a hacer, finalmente ya Sabrina se había perdido a la vista y el avión había despegado.


Esa noche Sofía llego a casa y en un ataque de desesperación, ira, falta de control, tomo sus pinturas y empezó a dibujar, ni ella misma sabia que estaba pintando, eran rostros, eran ojos, labios, almas, estaba perdidamente enamorada de Sabrina y lo acababa de descubrir, tenía que hallar la manera de ir hasta donde estaba ella, de hallar la manera de estar cerca de ella, porque sabía que la distancia si iba a afectarlas, sabía que si no hacía algo pronto, algo o alguien iba a meterse entre ellas, de pronto empezó a imaginar a Sabrina conociendo a otra persona, entregándole su risa, sus abrazos y sus besos a otra, empezó a imaginar que alguien tuviese su cuerpo o la abrazara al dormir, y tiro todo al suelo, y como nunca antes lloro, se baño en sufrimientos, en lagrimas de desesperación, de obsesión, de afecto enfermizo, se culpaba por ser tan idiota y haberse enamorado así, por haber confiado y creído que todo se mantendría en control, lloro por Sabrina como no había llorado nunca por alguien, solo por imaginar lo que aun no había ocurrido.

Ya hacía una semana desde que Sabrina había dejado la ciudad para irse a hacer su postgrado en otra ciudad a kilómetros de Sofía, quien se volvía loca por verla, abrazarla, besarla, todo indicaba que Sofía estaba loca por Sabrina, como tenían planeado verse ese fin de semana a Sabrina le surgió algo que le impidió viajar, esto no ayudaba a la situación, sin embargo resolvieron verse la otra semana, aun sabiendo que esto sería así, continuaron, solo lograban verse en días festivos, fines de semanas y uno que otro día en los que alguna de las dos lograba escaparse de sus responsabilidades en la ciudad donde residía, y así paso el tiempo, entre discusiones, entre peleas, todo iba desapareciendo poco a poco, pero Sofía amaba de una manera que nunca antes había amado a Sabrina, con todo lo que sucedía, con todo y las decepciones, Sofía deseaba a Sabrina como desde el primer día, aunque la distancia jugaba un papel importante, hacían planes que no se llevaban a cabo por el trabajo de Sofía que empezó a gustarle, la habían ascendido y su mamá estaba muy contenta por eso.

Sabrina de alguna manera presionaba a Sofía para que se fuera, le decía que siguiera su pasión de pintar, que debían empezar a vivir juntas y debía estudiar artes plásticas, que la aprobación de su mamá no era algo que la iba a hacer feliz durante mucho tiempo, estas eran parte de las discusiones interminables en las que se sumergían pero siempre encontraban la manera de salir a flote.

Sabrina empezó a mostrarse distante, no le contestaba las llamadas a Sofía tan seguido como antes, algo estaba sucediendo y ambas lo sabían, tenían alrededor de dos años en esa situación y no buscaban resolver, Sofía estaba en una zona confort, buen trabajo, libertad para salir con sus amigos y tenia una relación de amor-odio con su ciudad, quizás tenía miedo, quizás todo se basaba en el temor de vivir con alguien, quizás tenía miedo de que todo iba a cambiar, de lo que pensaría su familia, pero Sabrina presionaba, era como si creyera que todo se iba a resolver cuando se mudaran juntas, todos los problemas de incompatibilidad que surgieron con el tiempo se desvanecerían, Sofía sabía que eso no iba a pasar, ambas sabían que las cosas no estaban saliendo bien, pero tenían miedo de darse por vencidas, en especial Sofía, ella creía que la tercera era la vencida, que si no era con Sabrina no iba a funcionar con nadie más, que no podía dejarla, la amaba demasiado, y toda esa clase de pensamientos.

Sofía viajo de sorpresa, al llegar llamo a Sabrina quien se sorprendió muchísimo y no de la manera buena, era como si Sofía hubiese llegado para arruinarle los planes, ninguna era estúpida, sabían lo que estaba pasando, ambas sabían que todo estaba viniéndose abajo, esa noche fueron a cenar, rieron, hicieron el amor, sin saber que sería la ultima vez que iba a estar juntas o quizás si lo sabían y por eso esa noche fue tan distinto, ambas lloraron, se abrazaron y se repetían que todo iba a estar bien, pero no era cierto.

La mañana siguiente, amanecieron abrazadas entre sabanas blancas, se dieron una ducha juntas, salieron a desayunar, Sofía con su equipaje ligero y Sabrina con un adiós en la punta de la lengua, esa mañana hablaron de cuando se conocieron, repasando recuerdos, desempolvando memorias, con nostalgia, pero sin decir que todo había acabado, sería muy duro decirlo así, tras aquella noche que parecía haber arreglado todo, o al menos dio la ilusión de que sería así, se hizo tarde y Sofía debía volver, Sabrina la acompaño hasta el aeropuerto, donde se miraron fijamente a los ojos.

-   Cuídate ¿si?
-   Siempre me cuido. Cuidate tu también.
-   Te amo Sofía, no olvides eso.
-   Te amo Sabrina.
-   Todo va a estar bien. Lo prometo.
-   Sabes que no creo en promesas.
-   Lo sé, solo que, quiero que sepas que pase lo que pase, todo va a estar bien.
-   Estoy harta de escuchar que todo va a estar bien. Solo quiero que lo este.
-   Yo tambien estoy cansada de esta situación de no hablar lo que ambas sabemos.
-   ¿Y que es lo que sabemos? ¿Qué me vas a dejar?
-   ¿De donde sacas eso? No voy a dejarte. De hecho pensé que tu ibas a dejarme a mi.
-   No, nunca voy a dejarte, tu eres quien me dejara a mi. Lo sé. Porque yo jamás tendré la fortaleza de dejarte ir sin haber peleado, pero estoy cansada de pelear contigo por ti. Pensé que seriamos tu y yo contra el mundo, pero ya no lo se. Creo que tienes a alguien más.
-   ¿De que estas hablando? No hay nadie mas, yo te amo a ti, y no quiero perderte, pero no se que va a pasar, no soporto mas la distancia, quiero que seamos como antes.
-   Ya nada volverá a ser como antes. Tengo que irme ya, pero nos vemos la próxima semana y continuamos esta conversación.
-   Esta bien. Te amo Sofía.
-   Te amo Sabrina.
 Y así, en un fuerte abrazo y un beso se despidieron, Sofía abordo el avión y volvió a casa.

Paso esa semana y Sabrina no le contestaba las llamadas a Sofía, solo le enviaba un mensaje al día diciéndole que estaba muy ocupada pero que estaba bien que el fin de semana habalarían, Sofía no sabía que pensar, todo era muy extraño, Sabrina no era la misma, ninguna era la misma, sus vidas no mostraban mas que caminos diferentes, llego el día en que habían quedado verse, pero ese día solo hubo un correo.

“ Lo siento Sofía, te pido que me perdones, te ofrezco mil perdones aunque se que esta no es la manera, e sla única que puedo hacerlo, no puedo verte a los ojos y decirte que ya no puedo continuar contigo, que ya esta relación no me funciona, que te amo pero ya no puedo seguir contigo. No existe mejor manera para decirte que quiero terminar, pero esta es la única en la que verte no me lo impedirá hacer. Espero que algún día me perdones. Siempre voy a amarte, siempre serás mi primer amor, perdóname por haberte hecho esperar tanto para hacerte esto. Perdón Sofía, TE AMO
Sabrina”

Mientras Sofía leía esto, podía sentir como el mundo se le venia encima, se quedo helada, fría, sin saber si llorar o destrozar todo a su alrededor, fue como un puñal de tu mejor amigo, sentía que había perdido, así que no contesto nada, solo salió de su casa, y corrió, corrió, y no tenia idea de donde estaba solo corría con el nudo en su garganta y con el mundo a cuestas, no sabía que hacer, hasta que se hallo en casa de Jessica, al abrirle la puerta, se le metió entre los brazos y lloró, fueron a la habitación de Jessica donde ambas estaban abrazadas en la cama, Sofía no decía nada y Jessica la conocía tanto que no se molesto en preguntar que pasaba, solo la abrazaba fuerte, para que supiera que no estaba sola, sea lo que sea que había pasado, no estaba sola, lloro hasta que se quedo dormida.

El siguiente día llego y Sofía le dijo a Jessica lo que le había pasado, Jessica solo le supo dar esperanzas, de que quizás era un momento, que la llamara quizás todo iba a solucionarse, pero Sofía temía que no, algo dentro de ella le decía que si era el fin de todo, que debía meter todo en un baúl y lanzarlo al mar, pero no sin antes hablar con ella, así que volvió a casa y la llamo, se desespero cuando no le contestaba el teléfono, así que empezó a leer el correo una y otra vez, hasta que el teléfono sonó

-   ¿Cómo estas?
-   ¿Cómo crees Sabrina?
-   No lo se, mal, aliviada.
-   ¿Aliviada? ¿Por qué estaría aliviada de que la personas que amo me deje?
-   Porque así no tendrías que hacerlo tu.
-   Es que yo no quiero esto, eres tu quien lo quiere. ¿De qué se trata? ¿Hay otra persona? ¿Conociste a alguien más? Si es eso, creo que merezco saberlo
-   No es eso Sofía. Jamás le falte a nuestra relación.

A Sofía le pareció gracioso que Sabrina le dijera eso, porque era como una pelicula repetida, estaba usando el mismo dialogo que uso ella años atrás con Ivana, así que sabía que si se trataba de alguien más, en ese momento lo entendió, lo acepto, acepto que no había nada que salvar, que el tren se había ido y ella aun estaba haciendo maletas.

-   Esta bien Sabrina. Es mas, ¿Sabes que? Perdóname por insistir y dudar de ti. Cuidate mucho.
-   No tengo nada que perdonarte, no has hecho nada malo, yo te amo Sofía, solo que este no es un buen momento para estar contigo, estoy confundida, quiero estar sola y enfocarme en mis cosas, no significa que te ame menos o haya dejado de amarte.
-   Me amas, pero ya no estas enamorada de mi.
-   Si lo estoy. Sigo enamorada de ti, solo que todo es muy confuso ahora.
-   He estado ahí, pronto se te va a aclarar todo, ya lo verás.
-   ¿A qué te refieres?
-   He estado ahí. Es todo.
-   Bueno, podemos hablar mañana, tengo que irme.
-   No, no podemos hablar mañana, necesito que me des mi espacio, necesito que no me escribas ni saber de ti así sea por unos días, por unos meses, por un año. Necesito tiempo y espacio.
-   ¿Pero al menos puedes hacerme saber que estas bien?
-   No, pero no tienes de qué preocuparte. Estaré bien, tu también lo estarás, sepas o no de mi, lo estarás, ambas lo estaremos.
-   Sofía dejame saber que estar bien, se que no me debes nada. Pero dejame saber que estas bien ¿si?
-   Adiós Sabrina. Cuídate.

Sofía no dejo que saliera otra palabra de la boca de Sabrina sin antes colgar el teléfono, porque en ese momento, no pudo contenerlo más, debía aceptar que había terminado, debía aceptar que era momento de seguir adelante, que debía hallar la manera de continuar, sacando a Sabrina de todos sus planes, no tenía mas remedio que aceptar que ya no había mas que buscar en el pasado.



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