Nadie puede verlo desde aquí, que alto está.

Cierro los ojos y te miro,
entre cada respiración del intérprete,
puedo casi escucharte reír
Y bailamos, bailamos una canción,
sin importarte de dónde vinimos,
me tomas de la mano,
Nadie puede verlo desde aquí,
campos de girasoles brillando más que el sol,
los asteroides que son tus ojos,
caen y chocan por toda mi piel,
se meten debajo y me haces cosquillas
desde adentro,
Mis costillas, mi estómago, mi vientre, mi espalda,
mis hombros, mi cuello, estás por todo el lugar.

Abro los ojos, sigues ahí
–¿cómo es que aún sigues aquí?
Quédate más, queda mucho por crear—
que dulce, hormigas que van caminando
por tu vientre, no pican, no muerden,
van bailando al ritmo de esta canción,
no puedo estar segura si estás en mí
o vivimos en ti,
Síndrome de Stendhal tus manos entre las mías,
Cual obra maestra,
Florencia, viajo por continentes en tus labios
Y entre sueños,
pintamos sin dirección el cielo de la habitación,
las líneas de mis manos, mis pies, las escaleras
todo me va llevando a ti.

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