Cuando llueve por la tarde.

Los bosques no deberían tener sendero, las calles deberían ser de piedras calizas, tu aliento deberia sentirlo en mi pecho como la lluvia cayendo por la cornisa, la brisa mezclando todo, el polen, los campos llenos de lavanda, entrando poesía al alma, acariciarnos a las tres de la mañana, metiendonos en las sábanas cuando el alba arropa las ventanas.

Veo la lluvia caer, entonces esos dulces pajaritos cantores se sacuden las lagrimas pluviales de sus alas pequeñas, puedo ver como lo disfrutan y vuelven a cantar, le cantan a la lluvia, a la brisa fresca en la hora del té, desde mi ventana lo puedo ver, el cielo gris parece que enfría el pecho y los pies, y echar de menos toca la puerta otra vez, leo entre lineas un poema, leo dos, entre estás letras, comienzo a recordarte, leo tres y no para de llover.

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