NADA SE LE PARECE, LO ADMITO.




Nada se le parece pero mucho me la recuerda,
no solo el andar de sus caderas y sus nalgas paseándose por mi habitación, a mi lado, sobre mi,
de espaldas en mi cama como si estar ahí nos sumara valor,
no le importan las cosas que a mi, ni es capaz de verse como la veo yo
no podría, tendría que desearse y arrancarse las manos y los labios para besarse a si misma
me mira con sus ojos diciéndomelo todo, me habla con su boca negándomelo todo
no me dice nada, solo silencios entre palabras redirigidas a otra latitud,
la temperatura sube, baja en la madrugada cuando mi cuerpo se piensa en soledad,
alivia el pasar de las tres de la mañana cuando me doy media vuelta y me encuentro su espalda
que me da calor, acaricio su pierna, estoy viva, estoy muerta,
vivo cuando nos acariciamos, muero cuando terminamos,
ella cree que no la miro cuando me mira
me pregunto que piensa cuando no dice nada, entre las enredaderas primaverales que son sus cabellos, entre sus labios cuando me besa con desespero, las montañas que son sus senos pegadas a mi pecho, desnudo sin decir nada mas que el deseo que sale del cuerpo,
la fricción de nuestras pieles, la lluvia que no se detiene, el diluvio que yace entre sus piernas,
la entrada de su pelvis que a veces desayuno, ceno y meriendo antes de la siesta,
me rasga la espalda, me susurra al oído que le encanta,
y yo pienso, nada se le parece.

Nada se le parece, sigo insistiendo, pero a veces me topo con su aroma en el viento,
una alucinación, un reflejo, una estela de momentos cuando mi sentido del olfato se duerme entre su cuello, ella no lo sabe y yo no lo sé tampoco, pero veinte veces al día pienso que nada se le parece
y mi cabeza sigue insistiendo, con muchas me he topado, de colores diversos, de rostros de porcelana, de cuerpos esbeltos, de voces que son calma, de mentes que son tormentos, ella es un poco de todo, pero diferente en cada aspecto, es mitad alma y mitad cuerpo,
es ganas, es cariño, es deseo, le gusta que la bese con ternura y que la folle salvaje,
le gusta que la abrace luego, que la haga reír y luego lama sus tetas con mirada libidinosa
la llamo cariño, la llamo deseo.

Nada se le parece, pero cuando paso tiempo sin verla todo me la recuerda,
no paso en vela mis noches pensando en su sonrisa,
mas si quisiera dormir en sus senos, apretar sus nalgas
reírnos de lo cotidiano, de lo que no nos interesa
insiste mi cabeza en que es mejor mi tiempo de ocio cuando lo paso con su cuerpo
cuando hablo con sus pensamientos, cuando las carcajadas son parte de lo que nos agrada,
de lo detestable que es lo ordinario, nada se le parece porque le gusta la rutina, no se sienta en el suelo, le gusta su cabello y le gusta olerme cuando no la veo.

Nada se le parece, y a veces la tomo de la mano cuando nuestros pies transitan el pavimento, porque mis dedos buscan la calidez insaciable de su piel,
nada se le parece y ahora estoy pensando en follarla hasta dormir
y al despertar follarla de nuevo, pero también me gusta abrazarla, lo admito, la deseo.


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