Hoy desperté de ese lado de la cama, ese donde tú has estado durmiendo, mi cuerpo se movió como porque si, sin más, sin pedirme permiso, sin excusas sin razones, con la ilusión que tu estabas ahí, casi pude ver como se dibujaba tu silueta entre mis sabanas, tus piernas entre mis almohadas, mi pecho adherido a tu espalda, tu cabello dejando huellas entre nubes de papel, sobre la que flota esta cama, cuando viajamos entre ganas, casi pude sentir mis dedos rozando la curvatura de tu espalda, casi pude respirar tu aroma de éxtasis, mi nariz en tu cuello, volviendo el insomnio un placer, un sueño. Desperté y no te encontrabas, tu olor aun sigue prendido en estas sabanas, en mi almohada, en mi camisa que te vestía cuando el amanecer nos encontraba a prisa, esta posada en la cornisa de la cómoda, como bandera por si decides volver antes de desaparecer. Regrese de mi imaginación, de la ilusión, de tu estela en mis noches, y mi cama era una isla desierta, yo naufra...
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