Las Baladas de Sofía (Quinta Balada)
No requirió tanto que Sofía y Siena empezaran a pasar más tiempo
juntas, era claro que la química entre ambas era notable a kilómetros de
distancia, se sentían en calma juntas y eso le transmitían al resto de las
personas con las que compartían, habían pasado tanto tiempo juntas que sin
fijarse ya tenían dos meses desde que empezaron a salir, sin embargo durante
este tiempo nunca habían tenido relaciones sexuales, la relación aun no llegaba
a ese nivel y aunque habían tenido oportunidades de llevarlo a cabo por alguna
razón no pasaban de unos besos y una que otra caricia llena de intensidad y
deseo.
Sofía se había mudado a casa de su mamá, su alquiler estaba
vencido, pero no quiso renovarlo, quería ahorrar para irse a un lugar más
grande, esto le limitaría las salidas y las entradas, su mamá aceptaba la
homosexualidad de su hija pero no que Sofía saliera tanto, aunque le gustaba
tenerla en casa, así no se sentiría tan sola.
Cuando su mamá no estaba, le decía a Siena que fuese a su casa,
pero solo hablaban por horas, no llevaban el deseo y las ganas al siguiente
nivel, el tiempo volaba, aunque Sofía se repetía una y otra vez que no se
enamoraría de nuevo, decidió esperar aunque esto no le impidió dejarse llevar,
y permitirse sentir, no le preocupaba, Siena parecía ser diferente, logro ver en ella cosas que no había visto
antes, aunque Siena tenía este aire de libertad, al igual que Sofía, repetía
que nada es eterno, que todo termina, que nada es seguro que las costumbres nos
esclavizan y Sofía no podía estar mas de acuerdo.
Todo lo que hacían les salía natural, era como corriente en un
arroyo encantado, el agua corría sin brisa, si maquinas, sin ayuda, Sofía
sintió la magia, un día que caminaban de la mano bajo lluvia, se burlaban del
caos que embargaba la ciudad, el trafico, la gente desesperada por
salvaguardarse de la lluvia, mientras Siena sonreía, Sofía la observo y sintió
como en un suspiro su corazón se detuvo por Siena y volvió a latir, más tarde
ese día fueron a casa de Sofía, donde en alas de jugueteo los besos se hicieron
presentes, las caricias y las miradas llenas de morbo y seducción, lo
inevitable del momento sucedió, la pasión entre las dos llego con caricias
envueltas en intensidad, el agite de la respiración, la ropa mojada estorbaba, ahí estaban ambas, con sus cuerpos desnudos,
no habían palabras, solo una conexión de miradas, ambas lo sintieron, algo
sucedió al mirarse a los ojos lo dejaron suceder, afuera no paraba de llover, el
frío era colosal, pero en la habitación, el calor no se comparaba a la hoguera
mas que la llama que habían encendido en su interior.
Sofía besándole la espalda desnuda a Siena quien entre suaves
gemidos y piel erizada apretaba la almohada en señal de placer, Sofía jugaba
con sus manos entre el cabello de Siena y a ella le gustaba, sin embargo sus
ganas de Sofía le ganaron al placer que sentía en su espalda y en movimientos
de seducción ejerció control sobre Sofía quien al parecer era lo que buscaba,
con su mirada provocadora, que invitaba a Siena a estremecer su entrepierna que
no paraba de llover, Siena sobre el cuerpo desnudo de su actual amante, uso sus
labios, su lengua, su boca para infringirle el placer que Sofía anhelaba sentir
esa tarde, una vez que logró estremecerse de placer, el deseo carnal en aquella
habitación las encontró una sobre la otra, usando no más que sus dedos
simultáneamente, ahí ambas jadeando de placer, de ganas por la otra, todo el
tiempo que paso desde que se vieron por primera vez, libero el cumulo de
insoslayable deseo banal, que emergió en su máxima expresión, como un volcán en
erupción.
La madrugada llego y ahí estaban ellas, con las piernas
entrelazadas, aunque tenían miedo de empezar a sentir, los fantasmas y el miedo
al compromiso, en ese instante el mundo podía estarse cayendo pero no tenía
importancia, la vida se resumía a ese momento, parecía una locura, era una
complicidad mutua, en palabras parafraseadas de Benedetti, no era una aventura,
no era un noviazgo, no era un romance, era una complicidad que no trascendía,
que se concentro en esa habitación durante mas de una semana, la mamá de Sofía
se había ido de viaje, lo que encajo perfectamente, solo salían a comer a algún
cerca y volvían a casa a entregarse sus cuerpos y aunque no querían admitirlo
también sus almas, después de tanto resistirse esa semana basto para Sofía
entender que quería a Siena, pero tenía miedo de decírselo, tenía miedo que
Siena no sintiera lo mismo, o quizás eso le hiciera sentirse atrapada, así que
la semana mágica termino y Siena volvió a su casa.
Sofía debía volver a la realidad, tenía que presentar un
proyecto en su trabajo y visitar unos lugares a donde quizás iba a mudarse, le
pidió a Siena que fuese con ella a ver los apartamentos pero Siena dijo que
estaría ocupada esos días, pero que eligiera un lugar cerca del centro de la
ciudad, esto parecía decirle a Sofía que a Siena le importaba dónde iba a
mudarse, y eso era positivo para la relación, eso pensaba ella.
En el trabajo le pidieron a Sofía que debía viajar a la capital
para presentar el proyecto junto a otros compañeros de trabajo, trato de llamar
a Siena para comunicárselo y pedirle que fuese con ella pero no logro
comunicarse, tenía que irse esa misma noche, fue a casa, empaco y se dirigió a
cumplir su responsabilidad, sin embargo no podía evitar sentir preocupación por
Siena, la extrañaba y no sabía nada de ella, al llegar a la capital, una vez
instalada en el hotel decidió intentar comunicarse con Siena, hasta que
finalmente descolgó el teléfono.
- Hola!
- Hola,
¿Siena? Soy yo Sofía.
- Hola,
¿Cómo estás?
- Bien, ¿Y
tú? ¿Qué paso? He intentado comunicarme contigo y nada.
- Si,
discúlpame, me quede trabajando en el estudio y mi teléfono lo deje en casa.
- ¿Está todo
bien?
- Si ¿Por
qué?
- Te escucho
diferente.
- No sé de
que hablas Sofía.
- Ni
siquiera me has preguntado dónde estoy, ni que hago.
- Yo leí tus
mensajes y escuche tus mensajes de voz. ¿Podemos hablar mañana? Estoy agotada
- Está bien.
Buenas noches
- Buenas
noches Sofía.
Sofía no sabía que decir, no sabía que pensar, el tono déspota
de Siena le parecía alarmante, se preguntaba si había alguien más, solo tenían
unos pocos meses juntas pero Sofía estaba interesada en Siena. Sofía decidió
dormir, debía despertar temprano y necesitaba descansar, cuando finalmente
logro quedarse dormida, su teléfono sonó, era Siena, quien en sollozos le decía
que no podía continuar engañándola de esa manera.
- Te quiero
Sofía, se que te quiero, pero no puedo seguir con esta mentira, estoy enamorada
de alguien más, alguien que entra y sale de mi vida a su merced, y ha vuelto a
mí y estoy enamorada de él, aunque tú me importas y te quiero, no puedo seguir
compartiéndome, mereces algo mejor que yo.
- Buenas
noches Siena.
Al colgar el teléfono Sofía no pudo contener su ira, se levanto
de la cama, fue al baño a lavar su rostro y en un momento de frustración
estrello su mano contra el espejo del lavabo, el coraje era tan grande que no
sintió dolor, no sintió los vidrios encajados en los nudos, ni la sangre
recorriéndole las manos.
Amaneció en aquella habitación testigo de la furia, desvelo y
decepción de Sofía, pero no había cabida para darle continuidad a su vida
personal, tenia una responsabilidad que llevar a cabo y alguien que no merecía
sus pensamientos no iba a impedirle el paso al éxito al que estaba
acostumbrada, como era de esperarse, todo salió como debía, mejor imposible,
era la última noche en la capital, la ciudad que nunca duerme, volvió al hotel,
hizo maletas y decidió salir a beber algo con algunos compañeros del trabajo,
fueron a una discoteca cercana al hotel, en una de las zonas más acaudaladas de
la ciudad, al entrar al lugar, fue imposible notar la elegancia de aquellas
personas bien parecidas, parecía un sitio perfecto para dejarse llevar y
conocer a alguien que quisiera pasarla bien esa noche, cosa que no demoro
mucho, Sofía era una mujer encantadora, exitosa que poseía un magnetismo
notable para las mujeres que compartían su misma orientación sexual y aquel
lugar lo manifestaba así, la música eletrohouse sonaba, los tragos no dejaban
de ser servidos y entre bailes logro conocer a una mujer hermosa, la invito a
su cuarto de hotel, dónde entre vagos recuerdos sabe que la hizo suya en la
cama hasta el amanecer, que cuando llegó solo dejo la estela de sexo y alcohol,
cuando despertó ya se había ido la compañera nocturna fugaz, esto no le importo
ni por un segundo, se levanto, se dio una ducha y se dispuso a volver a casa.
Al llegar a casa Sofía es recibida por su mamá junto con una
visita inesperada.
- Hija hay alguien en el recibidor, tiene horas esperándote.
- ¿Quién es?
- Una muchacha, Siena creo que me dijo que era su nombre, por
favor Sofía, sabes que acepto que seas lo que desees ser, pero si vas a traer a
alguien a casa, que sea solo una, no puedo aceptar conocer una tras otra.
- Tranquila mamá. Ella no es de ese tipo, hablare con ella en mi
habitación si no te molesta.
- No, de todas maneras debo salir a hacer unas cosas. Ya sabes
Sofía.
- Está bien mamá.
Mientras Sofía caminaba al living donde
estaba Siena, su corazón latía fuerte, no sabía que esperar, que decir.
- ¿Qué haces aquí Siena?
- Hola
Sofía, perdóname por venir así, pero te he estado llamando y no me atiendes las
llamadas.
- ¿Quién te
dijo que llegaba hoy y a esta hora?
- Adela lo
hizo, pero no le reclames, ella no tiene idea.
- Sí, me
imagino. ¿Qué quieres?
- Hablar.
- ¿De qué?
Si ya todo está dicho, yo no tengo nada que decir.
- Lo sé, soy
yo quien quiere hablar.
- No quiero
escuchar explicaciones condescendientes de cómo yo soy mejor que tu y merezco
algo mejor, ya pase por esto en mi anterior relación y no me interesa volver a
escucharlo.
- No vengo a
eso, vengo que me perdones, a decirte que fui una tonta al decirte lo que te
dije, tenía miedo y si, vi a mi ex, nos besamos, pero no pude continuar, el me
pidió volver y yo estaba confundida en ese momento, porque sabía que te quería
pero tengo miedo Sofía, de quererte y te des cuenta de que no soy perfecta y me
dejes por no ser quien tu quieres que sea para ti.
- Es que ese
es exactamente el problema Siena, no necesito que seas lo que yo quiero ser, no
espere grandes cosas de esto, no espere quererte ni que me quisieras, no
espere… ¿Sabes? El día que estuvimos juntas lo supe, supe que te quería y
también sentí miedo, pero no por eso iba ignorarte, a tratarte mal ni a romper
en mil pedazos la ilusión a las tres de la mañana.
- Lo sé,
tienes razón, por favor dame otra oportunidad, te juro que no paso nada con él,
solo lo besé pero no pude, me di cuenta que ya no podía seguir con esa
situación.
- Antes que
nada, quiero ser sincera contigo Siena. Algo paso, la impotencia me llevo a
actuar irracionalmente.
- ¿Qué
hiciste Sofía? Es más, no me digas nada. No quiero saberlo. No tiene
importancia, solo quiero que estemos bien, quiero hacer esto.
- ¿Estás
segura?
- Si Sofía,
estoy segura.
- Está bien,
vamos a hacer esto.
- Seguro
estás cansada, debería irme.
- Sí, creo
que mejor hablamos mañana, o mejor dame unos días y yo te llamo. Ya mi mamá
debe estar por volver y no quiero que nos encuentre a ambas aquí hablando.
- Antes de
irme, ¿puedes darme un abrazo?
Con un beso y un abrazo sellaron el momento, Siena se marcho,
dejando a Sofía con una desconfianza inmutable, con pensamientos de si era lo
correcto dar marcha a aquella situación que la agarro desprevenida, decidió que
le daría un voto de confianza, pero cuidaría su bienestar, pensó que quizás
Siena no sabía lo que quería o el miedo a perder le impedía aceptar las cosas
buenas de la vida, todos estos pensamientos embargaron a Sofía quedándose
dormida.
Llego la rutina de la semana, Siena llamo a Sofía para decirle
que le había encontrado un prospecto inmueble, se encontraron en aquel lugar,
Sofía quedo fascinada y encantada de que Siena haya atinado, el lugar estaba
listo para ser habitado y en menos de una semana Sofía se encontraba viviendo
sol nuevamente, decidió hacer una fiesta de inauguración, invito a familiares y
amigos, Siena decidió hacerse cargo de la celebración, se mostraba interesada
en complacer a Sofía, mostraba que si quería hacerla feliz y esto hizo que
Sofía volviera a confiar en lo que tenían.
La noche de la fiesta llego, los amigos que no conocían a Siena
y familiares la conocieron esa noche, fue la anfitriona, como si ella residiera
en aquel loft con Sofía, uso un vestido floreado y tacones, llevo el cabello
suelto, Sofía la observó toda la velada, caminando de allá para acá, atendiendo
a los invitados, asegurándose de que todos estuviesen a gusto, al pasar la
noche, parecía que todos los invitados ya estaban allí, pero sonó el timbre y
entro Jessica acompañada de Vanessa, Siena las hizo pasar ignorando quien era
la acompañante de la mejor amiga de su novia, las llevo hasta donde Sofía quien
al ver a Vanessa se quedo sin palabras, estaba más hermosa que desde que la
recordaba, pero la hacía un poco más lejos.
- Vanessa!
Hola!
- ¿Entonces
si me recuerdas?
- Por
supuesto que sí. Pero pensé te habías ido.
- ¿Jessica
no te dijo que había vuelto?
- No, nunca
menciono eso.
- Ah! ¿No lo
hice? Tu tampoco habías mencionado que llevas meses con esta mujer tan
preciosa.
- Ah si! ¿Ya
conocieron a Siena? Siena, una amiga de la infancia, Jessica y Vanessa una
amiga de Jessica.
- Ya nos
presentamos en la puerta. Y ¿De dónde conoces a mi novia, Vanessa?
- Bueno, de
un retiro espiritual que hicimos hace unos meses atrás.
- No sabía
que habías hecho un retiro.
- Si, fue
hace muchos meses, Jessica me convenció y Vanessa conocía el lugar donde nos
quedamos. Bueno, ¿quieren beber algo?
- Yo quiero
el baño.
- Ven
conmigo Vanessa. ¿Siena le das algo a Jessica de beber?
- Si, ven
Jessica.
La tensión que había era inevitable, pero Sofía supo manejar la
situación, ver a Vanessa solo le trajo recuerdos lívidos de aquella cama que
compartieron una vez, mientras la acompañaba al baño, le sirvió para
detallarla, su cabello, sus jeans ajustados enmarcaban sus piernas, la parte
superior de sus senos se dejaban ver un poco, sus labios rosados natural, su
cabello que ahora era más oscuro pero no le restaba ni un poco la esencia de su
hermosura, durante la noche Sofía abrazaba a Siena como disimulo para que no
notara que ella observaba a Vanessa quien le devolvía la mirada de invitación
sexual.
Llego la hora de que terminara la celebración, Vanessa al
despedirse de Sofía metió su mano en el bolsillo con un papel que contenía su número
telefónico, esa noche se presto para darle paso a la relación de Siena y Sofía,
pues Siena se quedo a dormir por primera vez desde que Sofía se mudo a su nuevo
hogar, esa noche como era de esperarse, el sexo se presento, luego aquel
confuso momento de separación, llego el acto banal lleno de deseo, de caricias,
de miradas destellantes y orgasmos sin igual.
Así fueron pasando los días y Siena permanecía en casa de Sofía
quien le dio una llave como muestra de confianza, Siena se convirtió en una
novia ejemplar, Sofía se mostraba aun algo rehacía porque no sabía que podía
pasar, la relación era diferente, era más madura, más seria, prácticamente vivían
juntas y eso le daba cierta calma emocional, sin embargo sentía que necesitaba
espacio así en uno de esos días fue a la Facultad de Artes de la universidad de
la localidad, se enamoro de aquel lugar, se podía ver el destello en sus ojos
al ver a aquellos estudiantes pintar, decidió inscribirse, ya su mamá no podía
decirle nada y sabia que tendría el apoyo de su padre, no le comento nada
previamente a Siena, pero sentía que no tenía por qué hacerlo, era su vida y lo
hizo, se inscribió en un programa de artes de la universidad.
Al llegar a su casa, Siena había preparado la cena, durante esa
velada, se lo comento, Siena se mostró encantada, emocionada de que finalmente
haría algo que le gustaba, que le apasionaba, Sofía le agradeció que la
apoyara.
- Gracias por apoyarme Siena, gracias por haber decidido quedarte
en mi vida.
- No tienes que agradecerme Sofía, lo hago porque quiero que seas
feliz, porque te amo.
- ¿Me amas?
- Si Sofía, te amo y tenía miedo decírtelo porque sentía que ibas
a huir pero si no te lo decía iba a asfixiarme y este es el momento para
hacerlo, te amo.
Sofía se quedo inerte, sin palabras, todo volvió a su cabeza, el momento de ira con aquella llamada, el espejo, la compañera nocturna y Vanessa, por alguna razón en ese momento pensó en Vanessa.
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