Entre melancolia, recordando al mejor maestro de mi vida.

Muchas
veces un sabio hombre me dijo
Que la vida era lo que yo quiera hacer de ella,
Que me preocupara por construir recuerdos,
En quedarme en los recuerdos de las personas
Que más me importaban,
Que dijera lo que quisiera sin escatimar resentimientos,
Que estábamos en otros tiempos
Y que lo que hoy era ya mañana no sería,
Que tal vez sería mejor o solo un flagelo de que solía ser,
Que hoy lo sabemos, que mañana quien sabe,
Que “la vida es un caramelo en la boca de un huérfano”,
Ese fue mi abuelo,
Quien sus historias contaban más
Que lo que te puede decir el océano gritando,
Que cuando el whiskey se le subía a la cabeza
Cantaba boleros españoles
Y bailaba tangos con mis tías en medio de la madrugada
Porque le recordaban sus años dorados en Argentina
O en aquella época cuando conoció a mi abuela
En un pueblo donde la farmacia se le decía botiquera.
Hoy sigo recordando a mi abuelo con sus ojos tristes
Cuando no quería irse y me apretó la mano fuertemente,
En su último suspiro, en el ultimo bip atorrante
De aquella clínica fría,
Su dolor finalmente se fue
Dejándonos el recuerdo vistoso
Longevo y sabiondo
De quien conoció el mundo y
Nos lo dejo de herencia,
A través de sus ojos.
Que la vida era lo que yo quiera hacer de ella,
Que me preocupara por construir recuerdos,
En quedarme en los recuerdos de las personas
Que más me importaban,
Que dijera lo que quisiera sin escatimar resentimientos,
Que estábamos en otros tiempos
Y que lo que hoy era ya mañana no sería,
Que tal vez sería mejor o solo un flagelo de que solía ser,
Que hoy lo sabemos, que mañana quien sabe,
Que “la vida es un caramelo en la boca de un huérfano”,
Ese fue mi abuelo,
Quien sus historias contaban más
Que lo que te puede decir el océano gritando,
Que cuando el whiskey se le subía a la cabeza
Cantaba boleros españoles
Y bailaba tangos con mis tías en medio de la madrugada
Porque le recordaban sus años dorados en Argentina
O en aquella época cuando conoció a mi abuela
En un pueblo donde la farmacia se le decía botiquera.
Hoy sigo recordando a mi abuelo con sus ojos tristes
Cuando no quería irse y me apretó la mano fuertemente,
En su último suspiro, en el ultimo bip atorrante
De aquella clínica fría,
Su dolor finalmente se fue
Dejándonos el recuerdo vistoso
Longevo y sabiondo
De quien conoció el mundo y
Nos lo dejo de herencia,
A través de sus ojos.
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