Las Estaciones de Cristina ( Invierno )


Caminando entre una orquesta que parece tocar la misma canción se encontraba ella, de pie a la ventana y entre tanta gente, resaltaba, todos la veían pero nadie la notaba, la mire desde el otro lado de la habitación, veía como jugaba con su dedo dentro de la copa y luego mojaba sus labios, rojos como rosa aterciopelada, su piel se podía ver a simple vista, el reflejo de la luz que pasaba a través de aquel lugar la resaltaba como actriz sobre tablas en Broadway, no podía deja de mirarla, de preguntarme por qué alguien así, tan hermosa, estaría sola, porque en aquel sitio lleno de personas, ella estaba aislada de los pequeños grupos snob que hablaban de grandes exponentes de Jazz y de el supuesto suicidio de Kurt Cobain, de Sabina y de Freud y su fijación con el sexo, yo podía hablar con cualquiera en ese instante y quedaría como neófita, como perdida, pues el único sonido que quería escuchar era la melodía de su voz, ya sus ojos eran suficiente poema, quería recitarle mis fijaciones sexuales a las curvas de su cuerpo.

Moría por acercarme a ella, pero no quería parecer muy obvia, así que esperaba a que se le acabara el trago para como bienhechora ofrecerle otro y partir desde ahí, lo que hizo que durante muchos minutos me quedara como una acosadora viendo cada movimiento que hacía.

John, un amigo de esos con lo que hablar de cualquier cosa era una aventura sin salir de la habitación, pero esa noche no podía, él se me acerco, empezó a hablar de una stripper que conoció en la clase de conducción y de cómo se lo hizo en el baño de discapacitados del lugar de comida rápida a dos calles de donde la conoció, solo me reí y no pude decirle nada más, solo le pregunte si sabia quien era esa criatura cerca de la ventana, subió los hombros y fue hasta donde estaba ella, pero sin esperarlo ella se volteo colocando su copa sin terminar sobre la repisa cerca de la ventana, paso frente a mí y fue ahí donde me miro fijamente con sus dos ojos tan negros como la noche y a la vez dejando un aroma impregnado en mi memoria, en esos segundos lo cuales con el poder de mi mente los recuerdo como cámara lenta, ella me miro fijamente, sonrió un poco y bajando la cabeza, coloco un mechón de cabello detrás de su oreja, pero me congele, no supe que hacer y la vi salir por la puerta.

Me quede ahí, de pie, junto a la ventana donde estaba ella, quería saber que observaba, había un letrero al otro lado del edificio que exclamaba “Lo Que Te Espera Esta Allá Afuera, Ve Por Ello” era una publicidad de un automóvil o zapatos deportivos, no recuerdo, solo me preguntaba, ¿Por qué eso la mantuvo ahí? ¿Será que cuando salió fue a buscar algo por esa valla publicitaria? Me llene de preguntas, y le pregunte a Elena, la dueña del apartamento donde era aquella reunión de viernes post trabajo, quien era ella, no supo de quien le estaba hablando, le pregunte a todos en ese lugar y nadie supo decirme entonces quien era.

Ya no tenía ganas de estar en ese lugar, no sé si fue la valla pero quería salir a buscarla, quería saber quién era, quería conocer sus deseos y fantasías, sus sueños, sus secretos y sus deseos culpables, salí sin despedirme porque de lo contrario no me dejarían ir.

Mientras iba a casa mi teléfono empezó a sonar, decidí no contestar, era una noche fría, llegando a mi edificio empecé a percibir su aroma, creía que ya me estaba volviendo loca, que la estaba alucinando, mientras subía por las escaleras el aroma se hacía más fuerte, mi corazón se me iba salir, lo sentía en mi estomago, cuando llegue a la puerta de mi apartamento y ahí estaba ella, afuera, mirándome así, con sus ojos negros, con ambas manos en los bolsillos y el cabellos desordenado, mordiéndose los labios y solo me dijo:

-        -  ¿Por qué tardaste tanto? Te estaba esperando.

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