Ya me he ido, el manifiesto.
Siento que pierdo mi camino, que voy en picada, abajo y abajo, cayendo desde una colina, magulladuras en mi rostro, piernas y brazos, y no estás. Han tomado mi alma mil kilómetros de aquí, en cada espacio en el que no estás, es un agujero frio en mi estómago y las luces de cada faro se apaga, a medida que paso junto a él. Tú no estás, mientras grito tu nombre como una desquiciada mental, se tensan las venas de mi garganta, toda confianza que puse en ti y no estás, lo hice bien cien veces y me dejaste quemar cien veces más, tu amor ha sido violento, no hay nada que puedas hacer para que me quede, igual no estás, pero me duelen las manos y los pies, me duele la garganta desgarrada por decirle a todos que estarías al amanecer cuando la noche se hiciera más oscura, ahí estarías tú, tocando la puerta de la habitación, para rodearme con tus brazos y quitar de mis manos las botellas de alcohol, las jerin...